Tradicionalmente, las chimeneas de los salones se han decorado, en su parte de arriba, con cuadros para reforzar su presencia dentro de la estancia.
Quien podía permitírselo, colocaba un cuadro de algún artista famoso, como símbolo de status social. Por eso en el imaginario colectivo las chimeneas van, muchas veces, ligadas a grandes salones y obras de arte, junto a otros elementos que se consideran «señoriales» como por ejemplo un piano.
Chimenea con cuadro encima, al estilo clásico.
Hoy en día, en pleno siglo XXI, las reglas han cambiado y con ellas la forma de presentación tanto de las chimeneas como de las obras de arte. Ahora la originalidad, la funcionalidad y la imaginación priman a la hora de crear espacios, dando lugar a un sinfín de combinaciones.
Tal es el caso que nos ocupa, en el que instalamos una chimenea a un importante empresario de A Coruña colaborando con el prestigioso artista Jorge Cabezas.
Chimenea que instalamos y decoró Jorge Cabezas.
La idea era romper con la posición original de un cuadro sobre la chimenea, convirtiendo a la propia chimenea en el lienzo sobre el que pintar el cuadro.
Se trata de una chimenea de leña, panorámica, marca Karl-Fire, modelo Heat Pure 120, de guillotina (la apertura del cristal es en vertical) y que no tiene apenas marco, para poder tener una visión amplia del fuego.
La chimenea lleva adosado en su frontal un gran módulo de pladur , que es la superficie que el artista utilizó como lienzo.
El módulo de pladur sirvió como lienzo al artista.
Además, hemos querido reforzar su presencia dentro de la estancia colocando dos barras de luz en los salientes laterales del módulo, creando así una sensación de volumen.
Lateral de la chimenea, donde se aprecian los leds que le dan volumen.
Este es sólo un ejemplo de combinar el arte con las chimeneas, dándole a estas una nueva función pero, con talento e imaginación, las combinaciones pueden ser infinitas.